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03 junho, 2012

Para Llegar a Braga

Escribo esta carta convencido de que no hay equilibrio, correspondencia entre los beneficios de conocer, disfrutar la belleza incomparable de una ciudad señorial como lo es Braga (…) y; por otro lado, sufrir las incomodidades, espacios públicos sin higiene, ausencia de agua básica, ruidos insoportables y gases mal olientes, en el viaje por tren desde Vigo para llegar a Braga, Portugal.
Para no dejar en el ánimo de los que leen estás palabras, la suposición errónea de que soy un viajero exigente del confort moderno, al exceso de comodidades vanales, me veo obligado a explicar dicho trayecto.
Me adelanto a decirles que estoy acostumbrado a los viajes cortos y largos en todo medio de transporte. Recién ha concluido mi periodo como presidente de la asociación mexicana de derecho administrativo y, con ese cargo tuve la necesidad de viajar y conocer, en distintos eventos académicos, entornos diversos: eficientes y deficientes medios de comunicación, aulas, auditorios, museos, bibliotecas, atenciones en espacios públicos, tanto en ciudades como en universidades de América Latina, Brasil, USA y parte de Europa. Me faltaba conocer el ambiente histórico y universitario de Portugal. Esta oportunidad (…).
Doy principio a mi viaje en A Coruña hasta Vigo. Me acompaña como siempre Raquel mi esposa. En dos horas el tren ha recorrido un trayecto de casi 160 kms. En la estación ferroviaria de Vigo se me informa que solo hay dos salidas diarias a Oporto. Temprano por la mañana, se inicia el periplo en tren para llegar a Braga. En la vía 13 conocemos la máquina y sus furgones que habrán de recorrer cerca de 130kms. Hasta Nine y después en otra 15kms. hasta el trayecto final.
"Lanza en ristre, calada la cimera", ascendemos a un coche sin número ni plaza de identificación. Parada tras parada, arranque tras arranque, discretos, regulares y malos olores de por medio, frío y calor al mismo tiempo, un trasiego inesperado de equipajes y bicicletas, un sanitario de nula recomendación para una dama, sin alimento y agua que comprar. Personas amables que se esfuerzan por hacer su trabajo agradable a pesar de las incomodidades, solicitan el pago en efectivo y otras los documentos de identidad. El cansancio y la deshidratación ya están presentes en mi persona.
Raquel está entusiasmada con el paisaje, toma fotos de manera constante, ve mi semblante. Me reanima y me invita a recrearme en la belleza natural de Portugal, en todo el potencial cultivable de sus tierras. Al fin llegamos a Nine. Un"oasis", pero con dificultades para acceder al área sanitaria y aseo necesario para el viajero. Estamos camino a Braga, otra máquina, más paradas en el trayecto. Finalmente para un recorrido total de no más de 145kms. hemos invertido 4 horas con 30 minutos. (…)
A mi regreso, otra vez repitiendo la odisea del tren, en mi mente fluye una duda: ¿por qué ese aislamiento en pleno siglo XXI?.
(Excerto de um  texto do Professor mexicano de Direito Administrativo Germán Cisneros Farias, escrito no dia 30 de Abril de 2012)